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Covid-19: "Libertad individual vs. bien común"

Los aspectos clave del webinar. Vídeo y presentaciones de los ponentes.

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Covid-19: "Libertad individual vs. bien común"

14 mayo 2020

El pasado 7 de mayo celebramos un nuevo webinar para tratar la limitación de los derechos de las personas para proteger a la colectividad durante la crisis del COVID-19. Los ciudadanos han sufrido restricciones a su libertad individual, y es previsible que se extiendan en futuros escenarios. Bonaventura Clotet, investigador y jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol;  Victoria Camps, filósofa, y presidenta de la Fundació Víctor Grífols; y Andreu Segura, coordinador del Grupo de Trabajo de Ética y Salud Pública de (SESPAS) participaron como ponentes en esta sesión, para debatir  sobre las cuestiones éticas vinculadas con la libertad individual en contraposición al bien común.

Bonaventura Clotet: "las medidas de confinamiento han sido necesarias pero han llegado tarde."

Bonaventura Clotet inició su intervención afirmando que, "el coronavirus sabíamos que iba a volver". Hay precedentes que indicaban que en el futuro podrían resurgir este tipo de virus de origen animal. En 2002 aparece el SARS y en 2012 el MERS. Estas dos epidemias tenían una mortalidad elevada, pero sin la contagiosidad del COVI19, una infección que con la globalización se ha distribuido muy rápidamente a todo el mundo. Por tanto, ya existían evidencias científicas que apuntaban que podían ir emergiendo nuevos coronavirus. Si en 2002  se hubieran destinado suficientes recursos a la investigación de salud animal, ya tendríamos una vacuna que tuviera en cuenta las posibles variantes del virus.

Respecto a la actual situación de la pandemia, Clotet considera que todavía falta mucho conocimiento. No está claro si el virus todavía es infectivo cuando la persona ya se ha recuperado. Analizamos las inmunoglobulinas para medir la concentración de distintos tipos de anticuerpos en la sangre, pero se desconoce lo protectoras que pueden llegar a ser.

Para Clotet es fundamental, como en todas las enfermedades, plantear el inicio del tratamiento en una fase muy inicial de la infección para abortarla y controlarla. De esta manera se evitaría la progresión. Es importante realizar estudios en fases iniciales, para analizar la eficacia de algunos tratamientos. Clotet puso como ejemplo la hidroxicloroquina o el remdesivir, un fármaco que ha demostrado su eficacia in vitro, pero que cuando se ensaya en vivo en etapas muy avanzadas tienen un impacto reducido

En esta línea Bonaventura Clotet, apuntó  el ensayo en el que está trabajando, coordinado por Oriol Mitjà, que aportará sus primeras conclusiones en 3 o 4 semanas.  La investigación ensaya con la hidroxicloroquina administrada en etapas muy iniciales, menos de 5 días de síntomas, para determinar si es eficaz para bloquear la infección. En cualquier caso, independientemente de que el fármaco que se está ensayando sea el idóneo, hay que tener claro que el objetivo es diseñar estructuras de nuevos tratamientos capaces de frenar la progresión y evitar que las personas desarrollen la respuesta inflamatoria y, por tanto, reducir la mortalidad.

Sobre las medidas de confinamiento, el científico considera que han sido necesarias pero que han llegado tarde. Si se hubieran implementado con mayor antelación, posiblemente el periodo de cuarentena hubiera sido menor y, en estos momentos, nos encontraríamos en fases más avanzadas.

Victoria Camps: "Entre libertad individual y bien común no debe haber contradicción, si media una  actitud de responsabilidad"

Victoria Camps defendió durante su exposición la idea de que entre libertad individual y bien común no debe haber contradicción, si media una  actitud de responsabilidad. Para sustentar esta afirmación referenció la tesis del filósofo John Stuart Mill, que defiende la libertad individual,  sin perder de vista el compromiso de las personas con el bien común. Mill rechaza el paternalismo del estado o de la sociedad que impone a los individuos formas de actuar con vistas a protegerlos de algún mal. Considera que nadie puede impedir a un individuo que se haga daño a sí mismo, ya que es soberano, pero sí que se puede intervenir desde el estado o colectivos públicos para prevenir el daño a otros.

Si nos referimos a la salud pública, estos dos conceptos no pueden ser antagónicos, según Camps. Se está reproduciendo algo que en bioética se conoce muy bien y que tiene que ver con el conflicto que se da muchas veces entre autonomía y beneficencia. Si nos centramos en el Covid-19 los ciudadanos deben comprometerse con respecto a un bien común, un virus que ha generado una gran incertidumbre. Tenemos claro que el bien común consiste en detener los contagios y evitar el colapso del sistema sanitario.

Esto ha llevado al confinamiento obligatorio que ha tenido una respuesta, que la filósofa considera ejemplar por parte de la  ciudadanía, que ha mostrado su compromiso y convicción para entender una situación en la que había que asumir la limitación de libertades. Camps piensa que ha habido miedo a lo desconocido,  al mismo tiempo que un sentimiento de compasión. Posiblemente, estos sentimientos de miedo y compasión son los que han influido en una  respuesta solidaria y altruista.

Por otra parte, Victoria Camps exhortó a reflexionar y plantearse si las medidas de confinamiento eran proporcionales con la amenaza del virus. Unas medidas que han venido determinadas  por decretos de alarma que nos han obligado a no salir de casa. No ha sido una decisión basada en la autonomía de la persona sino en la heteronomía. La autonomía es el reconocimiento de que debemos cumplir un deber ya que es racional. Pero en este caso, ha funcionado la  heteronomía, una imposición jurídica basada en la desconfianza, ya que si no hay coacción, la ciudadanía no cumple.

A medida que se avance en el descenso de la curva de contagios y hacia el desconfinamiento surgirán debates en base a nuevas medidas que se puedan ir implantando y que afectan a la libertad del individuo y su relación con la salud colectiva. El control de movimientos a través de aplicaciones móviles, la libertad de circulación de las personas mayores, la obligatoriedad o voluntariedad de los test, son un buen ejemplo de ello.  Hay que discutir si queremos libertad limitada que no sea contradictoria  con el espíritu de democracia. Hay que mantener la idea de que la  libertad no es contraria al bien común o a la seguridad, si es libertad responsable, que asume sus propios límites razonables.

Andreu Segura: "No ha sido el virus quien ha cerrado las empresas y nos ha mantenido en casa, hemos sido nosotros por miedo y culpa"

Andreu Segura, apunta que la situación es compleja y en lugar de aclararnos incrementamos la confusión. Es necesario saber gestionar la incertidumbre con sensatez y prudencia. A menudo la incertidumbre si interpreta como ignorancia y la ignorancia no gusta a nadie.

Segura considera que hay problemas frente a los que no tenemos solución y que no siempre es válido el "hay que hacer todo lo que se pueda y más", no es factible un sistema sanitario desmedido, ya  que es la mejor manera de condenarlo a muerte. Al concentrar todos los recursos en una sola dirección se ha dejado de atender otros problemas con mejor solución.

Sobre  las medidas,  considera que hay que plantearse si son suficientemente efectivas o si el remedio es peor que la enfermedad. Segura piensa que no habrá respuestas claras hasta dentro de un tiempo. Las efectividad de las medidas no siempre se pueden garantizar, pero sí justificar lo mejor posible y deben resultar factibles y no contradictorias. Es fundamental reconocer y cuantificar las cargas que van a conllevar, no solo en la economía, también los daños que van a generar en los próximos años en la salud de las personas, sobre todo en los colectivos más vulnerables.

Andreu Segura también planteó hasta qué punto es importante la opinión de los expertos. La ciencia busca explicaciones, lo más útil para entender o transformar la realidad. Descargar responsabilidad en expertos no es adecuado. La legitimad de tomar decisiones en nombre de todos corresponde a quienes han sido elegidos para ello. Se necesitan abordajes interdisciplinarios, además de que el conocimiento científico para ser útil, se debe coordinar y asentar.

También hay que reflexionar sobre la disposición de nuestra sociedad a adoptar restricciones de libertades que, seguramente, no se hubieran aceptado en otras circunstancias y si no hubiera mediado el miedo. Este sentimiento es necesario para sobrevivir pero hay que controlarlo, ya que bloquea y es muy contagioso.

En esta crisis, según Segura hay dos protagonistas clave: los medios de comunicación social y las autoridades sanitarias. El tratamiento de la información en general ha sido sensacionalista y con flagrantes ofensas y han jugado un papel determinante en la profusión del miedo, que además, se ha visto estimulado por determinados expertos y portavoces Por su parte, las autoridades sanitarias han actuado bajo el  interés en protegerse de las eventuales críticas que pueden cosechar sus decisiones, lo que dificulta el correcto desarrollo de sus obligaciones, que a veces incluye adoptar medidas impopulares. Para acabar Segura apuntó que, "no ha sido el virus quien ha cerrado las empresas y nos ha mantenido en casa, hemos sido nosotros por miedo y culpa".

Ya puedes ver el vídeo de la sesión aquí

Disponibles las presentaciones de Bonaventura Clotet, Victòria Camps y Andreu Segura.

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