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"La real expedición filantrópica de la vacuna”

Carlos Giménez, guanyador del premi "Ètica i Ciencia" explica aquest projecte de 4rt d'ESO

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"La real expedición filantrópica de la vacuna”

16 septiembre 2019

El Colegio San Gabriel de Viladecans obtuvo el primer premio de la V convocatoria del Premio Ética y Ciencia con: "La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna. Bioética ayer y hoy". El proyecto ponía a los estudiantes ante situaciones conflictivas relacionadas con la práctica médica, para mostrarles la necesidad de implicarse en la toma de decisiones. La controversia surgida a la sociedad sobre las vacunas fue el hilo conductor del trabajo, que a través de un recorrido histórico, quería demostrar el efecto positivo de la vacunación, como una de las principales causas del incremento de la esperanza de vida. Fue concebido como un proyecto interdisciplinario centrado en la bioética y desarrollado con los alumnos de 4º de ESO, que fue trabajado desde las materias de Biología y Geología, Ciencias Sociales y Religión.

Hablamos con Carlos Giménez Esteban, profesor de Biología y Geología del Centro que fue el impulsor del proyecto.

¿Qué perseguía el proyecto que impulsaron?
El principal objetivo era que los estudiantes fueran conscientes de la relevancia de las vacunas. Queríamos hacer reflexionar a nuestros alumnos sobre la importancia de la argumentación basada en evidencias científicas, más allá de corrientes de opinión que, en la mayoría de los casos, no están fundamentadas empíricamente. Hay que considerar que en esta edad es habitual que los estudiantes se dejen llevar por posiciones muy pasionales o que parten de ideas preconcebidas. Para nosotros era importante dotar de herramientas a los alumnos para que fueran capaces de luchar contra la información poco rigurosa o contra determinadas teorías conspiratorias, ayudarles a distinguir entre ciencia y pseudociencia y generar debate sobre temas relacionados con la bioética y las buenas prácticas.

¿Cuál fue el punto de partida?
El caso del niño de Olot que murió por difteria 2015 fue lo que nos despertó la necesidad de abordar este tema. Partimos de la web de movimientos anti vacunas para demostrarles la pobreza y la poca solidez con las que a menudo, fundamentan sus argumentos. El proyecto partía de una referencia histórica, ya que mirar el pasado es muy útil a la hora de analizar el presente. También nos interesaba que fueran conscientes de sus derechos como futuros consumidores del sistema sanitario.

¿Nos puede explicar cómo estructuraron el proyecto?
Constaba de dos fases claramente diferenciadas. En la primera, presentamos el caso de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de principios del siglo XIX. Se trata de un hecho histórico muy bien intencionado, como era el de llevar la vacuna contra la viruela a las posiciones españolas de ultramar. En aquellos momentos la enfermedad estaba desbocada y producía muchos muertos. El objetivo era muy bueno pero el método que se utilizó fue el de inocular a niños huérfanos. Es evidente que esta campaña tiene un trasfondo ético que quisimos que los estudiantes analizaran. Los alumnos trabajaban por grupos y llegaron a la conclusión de que utilizar a 22 niños huérfanos por el propósito que se perseguía era éticamente reprobable. La lectura que extrajeron de este caso era que se situaba en el s. XIX, una época donde no había la concienciación ética que tenemos en pleno s. XXI.

¿Y la segunda fase?
A cada grupo se le presentaron nuevos casos de experimentación científica, pero esta vez situados en la segunda mitad del s. XX. Aunque los estudiantes podían verlos también como muy lejanos, el hecho de que sus abuelos o padres estuvieran vivos en aquella época, los ayudaba a interpretarlos como más cercanos. Con estos casos se dieron cuenta que a pesar de ser más recientes, también se había faltado a principios de bioética esenciales, tanto por parte de empresas como de administraciones, situadas en muchos casos en países considerados del primer mundo. Se trataba de que tomaran conciencia de que aunque no son prácticas generalizadas, cuando no se respetan determinados principios, la mala praxis debe denunciarse.

¿Por qué considera importante familiarizar a los alumnos con la bioética?
Sufrimos una constante exposición a los medios de comunicación con temas relacionados con la bioética que nos llegan sin ningún tipo de filtro. Me refiero, a cuestiones como los transgénicos o técnicas de edición genética como el CRISPR, entre muchos otros. Hay novedades constantes en este terreno y los estudiantes consumen información que en muchas ocasiones es poco rigurosa. Es muy importante formarlos en el espíritu crítico y que aprendan a analizarla ya que serán receptores de esta información a lo largo de toda su vida. En el futuro podrán votar y deberán posicionarse ante determinadas políticas y exigir a las administraciones que controlen algunas prácticas o las prohíban, o bien que se potencien, si consideran que son de utilidad para la sociedad.

¿Cuál cree que ha sido el aprendizaje más importante alcanzado por los estudiantes con el desarrollo de este proyecto?
Todavía no hemos hecho un estudio profundo sobre los resultados del proyecto, si bien tenemos percepciones e intuiciones. Pensamos que han aprendido a ver la ciencia, no como un hecho aislado de unos señores con barba y bata blanca, si no como una práctica completamente relacionada con la sociedad. Los científicos trabajan para la sociedad y deben ser transparentes y colaborar con ella y difundir sus investigaciones. Por otra parte, han mejorado la concepción sobre la necesidad de argumentar ideas de forma rigurosa y no partiendo de perjuicios o planteamientos preconcebidos. Por último, pienso que han tomado conciencia sobre la necesidad de las políticas de vacunación, ya que han podido conocer la realidad antes y después de su aplicación.


De cara al curso que empieza, ¿tienen pensado desarrollar nuevos proyectos?
Hace tiempo que apostamos por este tipo de prácticas. Desde hace 4 o 5 años colaboramos en proyectos de ciencia ciudadana, una gran iniciativa con la que los alumnos se muestran muy implicados. Por otra parte, el curso pasado pudimos participar en el parlamento científico joven, donde nuestros estudiantes trataron la reproducción asistida, y conocieron de primera mano cómo incidir en los políticos sobre un determinado tema, sobre el que deberán legislar. También queremos introducir la RRI (Investigación e Innovación Responsable), y estamos dándole vueltas a cómo transformar en proyectos casos reales como el de Henrietta Lacks, o el Gran Boirum de Londres de 1952. En este último caso, que hace referencia a un episodio de contaminación urbana donde murieron 4.000 personas en un fin de semana, nos interesa adentrarnos en temas medioambientales y ligarlo con las políticas que se están empezando a implementar, en este ámbito, en las grandes ciudades.

 


 

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