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"Technology is not neutral, therefore ethical reflection is needed"

14 March 2022

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¿Cómo hemos sido capaces de pasar de una robótica industrial a la introducción de robots sociales en los hospitales, hogares y residencias? ¿Qué supone este cambio de paradigma? Y es que la innovación tecnológica plantea una forma de entender el mundo, que conlleva nuevos retos y problemas éticos.

Entrevistamos a Miquel Domènech para profundizar sobre estos temas. Domènech es profesor de psicología social en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha sido galardonado con una de nuestras becas para su investigación sobre las consideraciones éticas a tener en cuenta en el diseño y uso de robots sociales en hospitales infantiles, es miembro del European Association for the Study of Science and Technology (EASST) y del Barcelona Science and technology Studies Group (STS-b) de la UAB.

¿Qué diferencia hay entre los robots y el resto de máquinas?

La principal diferencia es la autonomía, si bien es cierto que ya hay máquinas que tienen una cierta autonomía. Seguramente lo que caracteriza principalmente al robot es estar dotado de un nivel de Inteligencia Artificial (IA) que le brinda un grado de autonomía muy alto. Este es el robot que figura en el imaginario colectivo, pero debemos tener en mente que este relato forma parte de la ciencia ficción y que estamos muy lejos de eso.  El objetivo de la robótica actualmente es crear robots capaces de interactuar con personas.  Hay algunas experiencias que nos parecen modestas pero que suponen avances importantes, como robots preparados para interactuar con personas para ayudarlas en su día a día cognitiva y físicamente, como un brazo robótico para ayudar a comer; en ningún caso un androide que dé comida.

¿Hasta qué punto crees que la ciencia ficción puede haber influido o motivado la introducción de robots en nuestras vidas?

Más bien te diría que la ciencia ficción se alimenta de la realidad tecnológica y al mismo tiempo también incorpora deseos, imaginarios y concepciones que tienen un efecto innegable. Pero, ciertamente, la ciencia ficción también influencia.  Que alguien se haya imaginado que esto puede ser posible es un incentivo para llevarlo a cabo. Y, de hecho, se están invirtiendo grandes cantidades de dinero en desarrollar robots que se acerquen a esta imagen que nos presenta la ciencia ficción.

¿Y en el ámbito sanitario?

En el caso del ámbito sanitario, quizás es uno de los campos donde hay más incidencia de la robótica porque se pronostican escenarios de crisis donde no habría suficiente personal para hacer frente a la demanda de cuidar a una población envejecida. ¿Cómo le haremos frente? Muchos dicen que la respuesta debe ser tecnológica. Una respuesta habitual. Ya hace tiempo que se usa la teleasistencia, por ejemplo. Ahora estamos hablando de robots que "sustituirían" a los humanos en las tareas de cuidado y que interactuarían con los pacientes: los robots sociales.

¿Qué entendemos por robótica social, es diferente de la robótica del cuidado o la robótica asistencial?

Si nos fijamos, cuando buscamos definiciones en la literatura no acaba siendo una tarea demasiado fácil. En un sentido estricto, un robot social sería aquel que interacciona con un humano en condiciones parecidas a las que lo haría otro humano y que, por tanto, genera algún tipo de "socialidad". Muchas veces nos comportamos con otras máquinas como si fueran humanos: hablamos con nuestro ordenador cuando no carga lo suficientemente rápido o borra un documento que no habíamos guardado. Aquí la diferencia sería la capacidad del robot de dar una respuesta con sentido.

¿Pueden ayudar a liberar de trabajo a los profesionales de la salud?

Esto es un tema que está por ver. Hay un imaginario que plantea que los robots podrían hacer ciertas tareas muy sencillas que descargarían el personal sanitario, igual que ha pasado con la industria haciendo las tareas más pesadas, aburridas y peligrosas. El problema estará en cómo definir qué es pesado y qué es aburrido, porque qué es peligroso parece más fácil de establecer, y también saber qué incorpora una persona que una máquina nunca podrá hacer.

Hay una crítica que se plantea porque usar robots en la atención asistencial y no poner más personal que es quien cuida a la persona. ¿Qué opinas?

Con el grupo de investigaciones con el que trabajo hacemos una crítica que creo que es muy importante. El cuidado es una tarea global, holística, si la fragmentamos  para asignar a los robots ciertas tareas, no es evidente que sea un buen cuidado. Es decir, dar de comer a una persona con Alzheimer puede ser muy duro, pero al mismo tiempo no solo estás dando de comer, la estás cuidando. Por eso, muchas enfermeras y auxiliares nos dicen que los robots no podrán sustituirlas. Como mucho acompañarlas como herramienta, para que la tarea no quede fragmentada.

Carme Torras defiende que los robots no deben tener forma humana para que las personas en todo momento sean conscientes de que están tratando con una máquina. ¿Qué problemas y retos crees tú que planteas la robótica social?

Se ha generado todo un debate en torno a este tema. Los robots en forma humana, ciertamente, plantean problemas. Por ejemplo, hay literatura que señala aquellos que se derivarían de la tendencia de atribuir una raza a los robots.  Para evitar esto, la solución sería que no tuviera forma humana, pero entonces, lo que se señala es que algunas de las cosas que esperamos que pasen en robótica social, como establecer esa socialidad de la que hablábamos, serán más difíciles de lograr, quizás porque están asociadas a la condición humana.

En este contexto, ¿por qué es importante la ética de los robots? ¿Sirve únicamente para generar confianza o va más allá?

Opino que es importante la ética porque la tecnología siempre incorpora instrucciones de comportamiento, un guión de uso. Por lo tanto, toda tecnología es moral materializada en la medida que te dice lo que tienes que hacer y hace una distinción entre lo que es correcto y lo que es incorrecto (bien/mal). Es necesaria una reflexión ética sobre toda innovación tecnológica porque debemos saber cuál es el tipo de comportamiento que nos invita a realizar. Y muchas veces los ingenieros y diseñadores tecnológicos no acaban de entender que sus innovaciones incorporan este tipo de moral materializada. Hacer esta reflexión es trabajo de los científicos sociales, filósofos y eticistas. La tecnología no es buena ni mala, pero tampoco es neutro, ya que cambia nuestra forma de estar en el mundo.  Y la ética nos sirve porqué los usos no están nunca del todo previstos, como si la tecnología no estuviera acabada de diseñar.

Por último, pregunta obligada: ¿cómo atisbas el futuro de la atención sanitaria basada en robots?

No está nada definido. Si me hablas de robótica social, es evidente que se está gastando mucho dinero y que, por tanto, es una investigación que no se dejará correr durante unos años. Pero, ¿quién sabe si llegaremos a un punto de encallamiento que no permita avanzar más? Dicho esto, es muy probable que robots, aunque sean muy simples se incorporen en tareas cada vez más cotidianas, como ya estamos viendo: tendemos a una automatización de todos los procesos que difícilmente se detendrá. El gran debate será sobre qué forma tendrá que tomar.

 

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