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Donación de plasma y altruismo
Reflexiones sobre la donación a partir de la nueva normativa europea
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Donación de plasma y altruismo
22 octubre 2024
Como sustancia de origen humano componente de la sangre, el plasma es un elemento esencial para la obtención de hemoderivados, buena parte de los cuales son medicamentos imprescindibles para muchos pacientes con enfermedades crónicas que requieren de estos tratamientos toda su vida.
En Europa hablamos hoy de unas 300.000 personas dependientes de estos fármacos, y la previsión en los próximos años es que la demanda de plasma sea aún mayor, en parte por el incremento de pacientes diagnosticados y también por las nuevas indicaciones en su uso. La mayoría de los países europeos no recogen de sus donantes suficiente plasma para autoabastecer a sus pacientes, necesitando del plasma exterior (mayoritariamente de Estados Unidos). Esta realidad hace patente la vulnerabilidad de la cadena de suministro, ya que factores externos pueden afectar significativamente la disponibilidad de estos productos esenciales para la salud de muchos pacientes.
En nuestro entorno cultural se ha hecho escasa distinción entre donación de sangre o de plasma, ubicándose ambos bajo un mismo prisma de acción solidaria y altruista, y con una mirada crítica hacia modelos de obtención del plasma para la fabricación de hemoderivados que contemplan la compensación al donante. Muchas veces, la confrontación entre el modelo de compensación y el llamado «modelo altruista» se debe más al desconocimiento que a un análisis riguroso de lo que significan ambos términos.
Europa, consciente de este problema que se arrastra desde hace décadas, y tras la experiencia de la COVID-19, que puso en brete la provisión de estos fármacos llegando a tener que racionarlos por falta de producto, ha publicat una normativa que unifica los criterios para todas las sustancias de origen humano (SoHO). Esta nueva normativa introduce la «compensación» al donante como elemento que puede coadyuvar a alcanzar, en este caso, la autosuficiencia de plasma sin tener que depender de la importación exterior, basándose por una parte en el éxito de países que ya aplican esta práctica y que son autosuficientes (Alemania, Austria, República Checa y Hungría), y, por otra, en el déficit de plasma del resto de países que no compensan a sus donantes, a pesar de los esfuerzos de los últimos años con campañas a nivel nacional que han dado escasos frutos.
Sin embargo, es interesante plantearse la cuestión de qué significa «comercializar » o qué entendemos por «ganancia», «lucro» o «neutralidad financiera», porque, en función de cómo se definan esos términos, introducir la compensación en la donación de SoHO no contravendría dicho principio general.
Por otro lado, cabe tener presente que Europa ha consagrado durante décadas el concepto del «altruismo y la solidaridad» como base de la donación en general, así como el principio de no comercialización con el cuerpo humano, por entender que es contrario a la dignidad de la persona. Esto comporta plantear, entre otros, los siguientes interrogantes: ¿compensar al donante es contrario al altruismo y la solidaridad?, ¿compensar es comercializar?, ¿es factible un modelo altruista sin compensación para dar respuesta a las necesidades de los pacientes?
Estas y otras cuestiones son las que intenta analizar el cuaderno Donación de plasma y altruismo: revisando conceptos, fruto del seminario organizado con administración, pacientes, donantes, responsables de bancos de sangre e industria.