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null Entrevista a Carme Torras

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"Un robot permite que el cuidador tenga más tiempo para hacer tareas con valor emocional"

16 octubre 2019

Profesora de investigación en el Instituto de Robótica e Informática Industrial (CSIC-UPC). Torras impartirá el próximo 21 de octubre en el acto de entrega de los Premios y Becas 2019, la conferencia "Robótica asistencial: investigación, ética y ciencia ficción". Es experta en Inteligencia Artificial y Robótica y escritora de novelas de ciencia ficción que invitan a reflexionar éticamente sobre nuestra relación con la tecnología.

¿Cómo puede ayudar la robótica en el ámbito asistencial?

Puede ayudar a los cuidadores de los hospitales, centros de rehabilitación y residencias. Además, también puede ser de gran ayuda para las personas con movilidad reducida, que viven solas, ya que los robots ayudarán a que sean más autónomas en las funciones domésticas.

¿En qué estado se encuentra actualmente su aplicación?

Se encuentra todavía en fase de estudio, ya que no sólo hay que tratar los retos técnicos, también se plantean muchos éticos. Estos nuevos retos han originado la aparición de lo que conocemos como robo-ética. Esta disciplina ha hecho que muchas instituciones estén elaborando reglamentos y normas y muchas iniciativas de educación en ética, que incluyen contenido sobre la interacción entre humanos y robots, así como el tratamiento de la dignidad humana en situaciones de asistencia.

¿Qué beneficios conlleva?

En el caso del uso doméstico conlleva beneficios como que las personas que tienen movilidad reducida tendrán una ayuda que hará que sean autosuficientes en sus tareas diarias, en situaciones como por ejemplo la de ponerse los zapatos o doblar la ropa. En el caso de las instituciones agilizará el trabajo de los cuidadores y hará que todo sea mucho más dinámico y eficiente en el tiempo, con lo cual más personas podrán ser atendidas a la vez.

¿Qué conflictos se derivan?

Se derivan hasta seis preguntas clave en torno a la robótica asistencial, sobre todo cuando está enfocada a la aplicación a las personas mayores. La primera es que con la existencia de estos robots las oportunidades de contacto social humano pueden reducirse, y la sociedad y sus familias podrían descuidar mucho más a las personas mayores. La segunda sería el riesgo de objetivación, ¿los robots levantarían o moverían a las personas sin consultar?, es decir, si pueden tomar estas decisiones por ellos mismos. El tercer conflicto que se plantea es la pérdida de privacidad y, el cuarto, la restricción de la libertad personal.

Y los dos últimos...

El quinto es que la interacción con los robots pueda derivar hacia la percepción de que son compañeros, cuando simplemente son cuidadores. Y, por último, la atribución de responsabilidad en el caso de que algo salga mal, ya que existe preocupación sobre cuáles podrían ser los límites a la hora de tomar decisiones por parte del robot, en función al estado mental de la persona a cuidar.

¿Puede realmente un robot sustituir el trabajo de una persona en un ámbito tan sensible como el asistencial?

No se trata de sustituir un/a cuidador/a, sino de liberarlo de trabajos repetitivos para que tenga tiempo para hacer tareas con valor emocional. Un ejemplo: en las residencias o centros de rehabilitación a las horas de comida no dan abasto y los mismos cuidadores afirman que trabajan como máquinas para alimentar a todo el mundo. Tener un pequeño brazo de sobremesa equipado con una cámara que detecte cuando la persona abre la boca para ser alimentada, es una herramienta que tanto los cuidadores como los pacientes coinciden en su utilidad. En el primer caso, para que los ayudaría a tener tiempo para hacer una sobremesa agradable con los pacientes y enterarse de su estado de ánimo. Mientras que para los pacientes es mucho menos incómodo que lo alimente una máquina (que no deja de ser una herramienta como los cubiertos) que su hijo o un cuidador. De esta manera pueden tener la percepción de que son más autónomos.

¿Los robots asistenciales podrán también ayudar en un ámbito doméstico o únicamente en entornos hospitalarios?

Pueden ayudar en ambos contextos. De todas formas, por una cuestión de coste, su uso se extenderá más rápidamente en residencias, centros de día, hospitales, lugares públicos... que en el ámbito doméstico.

¿Cuáles son los resultados del proyecto Clothilde y Sócrates?

En el caso del proyecto Sócrates, que tiene como finalidad ayudar a personas con deficiencias cognitivas leves, se ha desarrollado una aplicación de entrenamiento cognitivo para mejorar la memoria de secuencias, con tres tipos de interacción: intervención de voz, imagen y robot, que se seleccionan de manera adaptativa según la situación y las necesidades del usuario. En cuanto a Clothilde su objetivo es robotizar la manipulación de actividades como hacer las camas, así como también ayudar a las personas de movilidad reducida a vestirse. En este caso, se ha diseñado una interfaz multimodal que combina la interacción verbal y gestual con el brazo robótico, e imágenes de color y profundidad del entorno, que tiene una aplicación a la función de poner los zapatos a personas con movilidad reducida.

¿Cómo prevé la aplicación de la tecnología en el ámbito asistencial a medio plazo?

Como decía, creo que en lugares públicos estará muy implantada. No tanto en forma de robots asistenciales muy versátiles, sino de pequeños robots que faciliten determinadas tareas como dar de comer o ayudar a vestir, actuando conjuntamente con otras tecnologías como la Internet de las cosas, la inteligencia artificial o el big data. Incluso también en repositorios donde los robots compartirán datos y procedimientos resultantes de sus experiencias... Nos encontramos a las puertas de un futuro apasionante.

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